Ha pasado más de
un año desde la última vez que me senté en frente de mi laptop para escribir un
poco y, sin mentir, es un poco melancólico volver a ello. El tiempo ha pasado en
un segundo y ahora tengo un año más de vida: ¡ayer fue mi cumpleaños número 23
y aquí voy de nuevo! Lista para nuevos sueños y nuevas charlas; porque muchas
cosas han cambiado pero lo que se lleva en el alma desde un inicio, sigue brillando.
Hey hey! Es un gusto saludarte otra vez y poder escribirte en este nuevo post que me llena de ilusión 🥰 Desde hace un tiempo tengo en mente escribir en base a un podcast que escuché hace unos días sobre un chico contando ciertas lecciones que la vida le ha dejado en sus años de vida. Analizando un poco sobre ello, quiero compartir también algunas de las lecciones que la vida me ha ido dejando en este tiempo:
1) Cada uno ama y da a su manera. Esto es algo que he aprendido con el pasar de los tiempos: no puedo esperar a que los demás den y amen como yo lo hago, ¡porque jamás va a pasar! Y el estar esperando algo que nunca llega genera más decepciones que alegrías.
2) Las cosas simples son las que más feliz nos hacen. No es un secreto que lo simple de la vida es lo que menos se aprecia, pero lo que más llena. Apreciar el amanecer, la risa con los amigos, la lluvia, la comida, el “no hacer nada” con una buena compañía, el apoyo de la familia, un buen libro… Todo lo pequeño y simple de la vida llena el alma de una forma tan maravillosa, que no me cuesta entender porque Dios no lo da con tanta facilidad.
3) Conseguir lo que uno quiere, trabajar por los sueños y levantarse del suelo: cuesta muchísimo. Ninguna persona exitosa ha llegado a donde está de la forma fácil (dicen que lo que fácil llega, fácil se va), al contrario, les ha costado un montonal, pero sé que ha valido la pena: porque esforzarse por lo que uno quiere, dejará siempre un sabor dulce en la boca.
4) Todos tenemos el mismo fan número 1. ¡Este punto me llena el alma! Saber que siempre hay alguien allá arriba echándonos porras es muy reconfortante, porque nos cree capaz de hacer hasta lo que pensábamos era imposible y porque nos dio la fuerza para ello.
5) Las estrellas siempre escuchan y, aquí o en China, son las mismas. Este punto es como un friendly reminder de que no estamos solos como creemos y que, si nos sentimos así, basta con mirar el cielo nocturno para sentir esa calidez en el alma.
6) La familia es el mejor amuleto para los malos tiempos. Creo firmemente que el apoyo que la familia brinda es lo más reconfortante que hay y que su amor es como una súper curita para los días malos. Saber que están ahí, de una forma u otra, es tener suerte.
7) La forma de amar de Dios: tan sencilla, franca y fuerte. Si nos ponemos a pensar sobre ello, es algo curioso como existe alguien que nos ama de tal manera que no importa lo que hagamos, siempre nos verá como su creación más bonita. Aprender y saber como sentir ese amor, donde verlo y donde escucharlo es uno de los mejores consejos que les puedo dar.
8) Las personas que llegan a ti y tienen un ciclo en tu vida. Sean amigos, parejas o familiares, la mayoría de las personas tienen un ciclo en nuestra vida y, aunque cueste creerlo, todas se llevan un pedacito de nosotros para dejarnos una huella. Lo que me lleva al siguiente punto.
9) Los amigos reales, son muy pocos. Esto es algo que he últimamente he estado analizando mucho: antes creía tener muchos amigos que estarían para mí en todo momento, pero no es así. Creo que los amigos reales son con los que uno puede ser frágil y mostrarse como realmente es sin miedo a ser juzgado, riendo sin parar por horas. Los amigos reales están llenos de magia que nos impulsa a todo, ¿lo sorprendente? Tener que reconocer quien sí y quien no.
10) Todo pasa aunque sintamos morir en el trayecto. Aquello que nos abruma y preocupa tanto, siempre pasa. Aquello que nos da dolor y nos lastima, siempre sana. Y aquello que no entendemos, siempre suma y nos ayuda a crecer.
Todo esto es un poco de lo que he aprendido en este tiempo y, es curioso, pero en cada uno de los puntos sentí que Él estuvo ahí. Los recuerdos llegaron a mi mente con cada palabra que escribí hoy y es bonito saber que todo fue posible gracias a Dios. Sé que me falta mucho por aprender y conocer, no sé qué cosas llegarán a mi vida y que más va a pasar, sin embargo; de lo único que estoy segura es que lista para ello con todo y mis miedos.
Sin más que decir, me despido por el momento. No olvides tener un corazón amable, lleno de luz propia; deja huella con tu esencia, sueña en grande y que las bendiciones nunca falten.
¡Nos vemos en el próximo post!
- Ivanna